Tiene la fuerza de un símbolo y el carácter innegable de un monumento. Obra de Rafael Moneo, la Catedral de Nuestra Señora de Los Ángeles, en los Estados Unidos, es una de las últimas grandes muestras de arquitectura religiosa construidas en el mundo.
Inscripto en el debate sobre la creación de espacios religiosos que sobrevino en el siglo XX con la arquitectura moderna, el arquitecto español levantó una obra compacta que en nada se parece por fuera a las típicas imágenes de las construcciones religiosas. De cubierta de cobre y cielo rasos de madera, de no ser por la cruz que viste su exterior, bien podría confundirse con otro edificio público como un auditorio o un museo.
Pero en su interior, la catedral de 4.000 metros cuadrados está llena de componentes que hacen a la tradición de la arquitectura eclesiástica, como su planta cruciforme y el sensible manejo de la luz. Afuera, el edificio responde al tremendo desafío de insertarse casi pegado a una autopista que conduce velozmente a Hollywood. Adentro, la complejidad de la arquitectura se revela con toda su fuerza para crear un espacio de carácter sagrado.
Moneo proyectó un edificio con referencias históricas. El altar mira hacia Roma, según la tradición de las iglesias occidentales que orienten sus ábsides hacia aquella ciudad. Y su planta cruciforme está enriquecida con innovaciones, como la posición de las capillas laterales: en vez de volcarse hacia la nave central, están orientadas hacia el exterior. Con sus muros que parecen plegarse, conforman deambulatorios entre los que se debe caminar hasta encontrar el espacio principal. El ingreso a la catedral es a través de dos portales laterales, que conducen a dos corredores de diferente carácter.
La luz está reflejada por las capillas a través de amplios ventanales y, para potenciarla, Moneo aprovechó las virtudes del alabastro español. En algunos sectores, esta piedra traslúcida reemplaza a los muros de hormigón y forma unas paredes de las que parece emanar la luz, como si la luminosidad naciera de la propia catedral.
Si se la analiza en detalle, la Catedral de Los Ángeles muestra interesantes soluciones constructivas. Por ejemplo, su particular diseño antisísmico, que la hace capaz de resistir un temblor de 8.4 grados en la escala Richter. Además, para que la catedral perdure en buen estado, el hormigón se realizó con una mezcla especial capaz de evitar las frecuentes grietas en las construcciones que usan este material.
fuente: archivoarq.clarin.com
Inscripto en el debate sobre la creación de espacios religiosos que sobrevino en el siglo XX con la arquitectura moderna, el arquitecto español levantó una obra compacta que en nada se parece por fuera a las típicas imágenes de las construcciones religiosas. De cubierta de cobre y cielo rasos de madera, de no ser por la cruz que viste su exterior, bien podría confundirse con otro edificio público como un auditorio o un museo.
Pero en su interior, la catedral de 4.000 metros cuadrados está llena de componentes que hacen a la tradición de la arquitectura eclesiástica, como su planta cruciforme y el sensible manejo de la luz. Afuera, el edificio responde al tremendo desafío de insertarse casi pegado a una autopista que conduce velozmente a Hollywood. Adentro, la complejidad de la arquitectura se revela con toda su fuerza para crear un espacio de carácter sagrado.
Moneo proyectó un edificio con referencias históricas. El altar mira hacia Roma, según la tradición de las iglesias occidentales que orienten sus ábsides hacia aquella ciudad. Y su planta cruciforme está enriquecida con innovaciones, como la posición de las capillas laterales: en vez de volcarse hacia la nave central, están orientadas hacia el exterior. Con sus muros que parecen plegarse, conforman deambulatorios entre los que se debe caminar hasta encontrar el espacio principal. El ingreso a la catedral es a través de dos portales laterales, que conducen a dos corredores de diferente carácter.
La luz está reflejada por las capillas a través de amplios ventanales y, para potenciarla, Moneo aprovechó las virtudes del alabastro español. En algunos sectores, esta piedra traslúcida reemplaza a los muros de hormigón y forma unas paredes de las que parece emanar la luz, como si la luminosidad naciera de la propia catedral.
Si se la analiza en detalle, la Catedral de Los Ángeles muestra interesantes soluciones constructivas. Por ejemplo, su particular diseño antisísmico, que la hace capaz de resistir un temblor de 8.4 grados en la escala Richter. Además, para que la catedral perdure en buen estado, el hormigón se realizó con una mezcla especial capaz de evitar las frecuentes grietas en las construcciones que usan este material.
fuente: archivoarq.clarin.com